El Cuitlacoche de Cozumel es un ave de entre 21.5 y 24 cm de longitud. Cabeza y dorso de café oscuro a canela-café, rostro ligeramente más pálido. Dos barras claras en las alas, cuyas puntas son más claras que el resto del dorso. Vientre y garganta color crema, presentando con frecuencia rayas oscuras interrumpidas. Pecho y costados con gruesas barras oscuras. Pico completamente negro, ojos color ámbar y tarsos color gris. Se piensa que los juveniles tienen una coloración un poco distinta, pero no hay descripción de ellos (Ridway 1885, Blake 1972, Howell y Webb 1995). Anteriormente se consideraba una subespecie de Toxostoma longirostre (Zink et al. 1999).
Esta especie, fue descrita por Ridgway en 1885, quien la reportó como un ave abundante en la isla pero de hábitos escondidizos. Salvin (1885), también la observó en sus diversas visitas a Cozumel, y la menciona en sus publicaciones como un ave común a la que encontraba en el suelo o volando a poca altura y viviendo en matorrales pequeños. Griscom (1926) reportó a esta ave como muy común pero escondidiza y difícil de observar, ya que pasa gran parte del tiempo en el suelo, confundiéndose con la hojarasca. Paynter (1955), Bond (1961) y Edwards (1984), también observaron individuos de esta especie durante las visitas que realizaron a Cozumel y al igual que los autores anteriores, la describen como un ave común, escondidiza, que habita en sitios con vegetación densa, y agregan que también puede ser observada en sitios parcialmente abiertos. Después de estos registros, uno de los últimos registros que se obtuvieron para esta especie pertenece a López-Ornat et al. (1989), quienes observaron al ave en selva baja y selva mediana e incluso en la vegetación cercana a los caminos. Sin embargo, después del paso del huracán Gilberto por la isla, en septiembre de 1988, los reportes para esta especie se volvieron dramáticamente escasos, siendo los últimos en 1994-95 (Macouzet y Escalante 2001).
Howell (1999) sugirió que la especie se había vuelto escasa al haber sido impactada por el huracán. También menciona que, al parecer, todas las demás especies de aves que habitaban la isla se habían recuperado, pero el cuitlacoche, que antes era común y se distribuía ampliamente por la isla, ahora parece ser una especie poco común e incluso menciona que se le puede considerar como una especie rara.